Manzanilla Barbiana Pasada – DO Jerez Manzanilla

Nombre: Barbiana Pasada

DO: Jerez Manzanilla

Bodega: Rodriguez La – Cave

Palomino fino. 6 – 7 años de crianza mediante el sistema de soleras y criaderas.

Precio:  5-6 €

Descubrí Barbiana en la taberna que lleva su nombre, situada en la Plaza del Cabildo de Sanlucar, lugar donde a mi juicio se pueden degustar las mejores tortillitas de camarones del mundo.

No voy a ponerme ahora a cantar las bondades de estos vinos porque estaríamos aquí hasta mañana. Simplemente quiero dejar claro a modo de preámbulo que me declaro fan incondicional y absoluto de los vinos del marco de Jerez, dentro de los cuales se engloban los de Sanlucar de Barrameda, El Puerto de Santa María, Chiclana y Chipiona. Todos enmarcados dentro de la DO Jerez Sherry Xeres Manzanilla.

Vinos en general denostados por el gran público español (no tanto por el andaluz), que no sabe lo que se pierde. Por mi parte no me cansaré de reivindicar los vinos de Jerez. Vinos, de una complejidad y calidad inigualables, casi siempre a precios ridículos.

Todo el mundo lo dice y algo de verdad tendrá. La manzanilla, excelente en cualquier lugar y ocasión, se revela como algo casi místico si es disfrutada en su entorno. En Sanlucar hay que morir. Prueben una copa de su marca favorita en la Plaza del Cabildo, en Bajo de Guía o en cualquiera de las muchas tabernas que dan vida a la ciudad donde desemboca el Guadalquivir. El embrujo se habrá consumado. Cuidado que engancha.

Por si no lo han adivinado ya una manzanilla pasada se diferencia de una manzanilla fina por su tiempo de crianza, superior (como su nombre indica) en las pasadas.

Barbiana es el nombre que recibe la manzanilla pasada de Bodegas Rodriguez La – Cave, fusionada en 1978 con Delgado Zuleta. Entiendo que tras la fusión se habrá seguido produciendo Barbiana en sus propias y centenarias soleras, aunque ahora Rodriguez La – Cave y Delgado Zuleta sean lo mismo. De hecho Delgado Zuleta también se produce La Goya, otra manzanilla pasada memorable.

La botella objeto de esta cata fue traida directamente de Sanlucar de Barrameda hace un par de semanas, junto a 2 litros a granel de la también maravillosa Gabriela pasada de Sánchez Ayala.

Excepcionalmente para la ocasión serví la manzanilla en una copa de tinto, y no en el catavinos habitual. Quería comprobar el cambio de comportamiento existente y si la mayor apertura de la copa provocaría a su vez mayor amplitud en los matices.

En la copa se muestra a la vista de color amarillo dorado, limpia y brillante pero con una profundidad que vira a ciertos tonos verdosos, no sé si fruto de la luz fria bajo la que me encuentro.

En nariz se nota salina, con leves notas de amontillado y recuerdos a frutos secos tostados. Algo de cítricos.

En boca tiene una entrada fresca, seca, algo punzante. Muy envolvente y un poco untuosa. Larga, persistente, salina con posgusto a tostados, a pan o regañá. Y ese retronasal único que te transporta a una forma genuina e incomparable de entender el vino.

NOTA GLOBAL:    7+